sábado, 12 de mayo de 2018

Perros

Muchas veces necesitamos evadirnos de nuestra realidad, del caos, del estrés, de la sociedad, y dedicarnos un momento a nosotros mismos. Quedarnos con la mínima compañía  y reflexionar... o  no. Simplemente disfrutar de lo que tenemos a nuestro alrededor y tomar conciencia de lo bello que es y de lo que nos estamos perdiendo porque no nos invitamos a nosotros mismos a reflexionar.

Necesitamos un respiro para indagar en nuestra mente e intentar saber hasta dónde somos capaces de llegar cuestionándonos hasta el más mínimo detalle, la cosa más estúpida que podamos llegar a imaginar, de modo que podamos llegar a darle una respuesta aún más estúpida que la cuestión. Pero, ¿a quién le importa? Al final todos lo hacemos. Nos preguntamos desde la cosa más simple a la más compleja. Y nos basta con echar un vistazo a nuestro alrededor para aturullarnos a preguntas y comenzar a darles una respuesta.
En este caso fue así. No es la primera vez que mis amigos perrunos juegan, pelean, ladran o gruñen entre ellos estableciendo así sus convesaciones. Si es que lo son. Y, en caso de serlo, quién sabe qué dirán, si es que dicen algo.
¿Su comunicación se basa en el ladrido? ¿En el tono de este? ¿La expresión corporal?
Ojalá poder comunicarnos con ellos. Soy de las personas que le hablan a sus mascotas llenándolas de halagos que salen desde mi yo más sincero sin pensar que no me entienden (o quizá entiendan el mensaje, por sus reacciones de alegría que nos hacer inflar nuestro pecho con orgullo por tener junto a nosotros un animalito que nos quiere y no nos juzga. O quizá sí. Pero, mi pregunta es, ¿qué me dirían ellos si pudiesen pronunciar palabra?



Alumna: Irene Lucas Palomares
Curso: 2º Bach A
Centro: IES Isabel Perillán y Quirós
Asignatura: Imagen y Sonido

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