Como todos
los domingo me levanté tarde y ya oía a mi abuela gritar desde la otra punta de
la casa, ¡Tatiana dúchate y baja a ayudar!. Pero en la cama se está tan
agustito… Pero nada, seguía gritando y diciéndome que bajara o subía ella con
la escoba y finalmente bajé y me metí en la ducha, eso si era vida. Salí de la
ducha y me volví a poner el pijama, ya sabéis que los domingos es para estar
todo el día en pijama.
Mi abuela
seguí en sus trece, me seguía llamando para que la ayudara. Tenía la paella a
medio hacer, faltaba echar el arroz, el agua y reposo. Justo llegaba mi padre y
en nada nos pondríamos a comer.
Eran las 3,
justo había terminado la F1 y ya estábamos todos sentados a la mesa. ¡Paella,
que manjar! Siempre he dicho que la paella que hace mi abuela (con mi ayuda )
es la mejor del mundo , de echo lo es.
¿Sabéis que es lo mejor de los domingos? Comer
todos juntos, hay ruido de platos, tenedores, vasos… Si vale, es una tontería,
pero poder disfrutar de una comida así con los tuyos es lo mejor. Aparte que a
la hora de la comida tenemos prohibido hablar sobre : Política, religión y
fútbol y eso hace que sea todavía mejor. Si, esa norma la puso mi madre para
que no hubiera discusiones en la mesa, y creerme que da resultado. Ahora nos reimos muchísimo siempre que comemos
juntos, y la clave es mi hermano mediano… Se sabe chistes a tutiplén y nada, le
debe de venir la inspiración cuando come por que ¡no para!Lo adoro, adoro comer paella, adoro reírme con mi
gente, y adoro mis domingos de relax.
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