Aún me acuerdo de ese día, me desperté con una extraña sensación pero a la vez positiva de que, el 25 de Octubre, iba a ser un gran día. Aún con una pequeña incertidumbre y las ideas confusas en mi cabeza, decidí prepararme el desayuno. Era de esos días en los que te quedaba en la nevera una botella...o mejor dicho, un chupito, de refresco de cola y un tarro medio abierto de jalapeños por un arrebato de picar algo. Estaba ligeramente mareado por un sueño de esa misma noche del que ni siquiera me acordaba. Para despejarme me di un relajante baño que duró tanto que se me quedaron los dedos como las pasas que guardaba mi abuela en la despensa. Me vestí y puse rumbo al supermercado con el fin de comprar algo para comer. Aún seguía mareado. Entré por esa puerta de cristales chirriantes y la vi a ella. Era la misma mujer con la que había soñado esa noche, la misma cajera de supermercado. Hoy, Katte y yo, cumplimos 50 años de duro y emocionante matrimonio, con cuatro preciosos hijos y dos nietos.
Ella fue y es la mujer que habitó mi corazón.
José Barberá
Colegio Helios
2º ESO
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