Vulcano de sus labios de coral
Libaba la copa de ambrosía
Que su dulce consorte le ofrecía
La diosa Venus, belleza inmortal.
Por la noche redoblaban su furor
Como rosas carmines se encendían,
Entre llamas voluptuosas se movían
Y a la aurora provocaban el rubor.
Un intruso a escondidas los observa
Tal imagen le produce un desvarío
Y a la postre lo trastorna como río
Que arrasa impunemente toda hierba.
Venus en Marte despertó la codicia:
El plan pergeñado es obtener
De su cuerpo, el atractivo de mujer
De su gracia, la miel de una caricia.
Marte inicia un cortejo persistente;
ella cede por impulso a sus encantos,
los halagos recibidos marcan tantos
requiebres de mozuela inconsistente.
Finalmente la lujuria embiste…
A los amantes prodiga asaz pasión
Mientras en el lecho suspiran con fruición
Huye el pudor mortecino y triste.
Pero el Sol oculto desde el celaje
Descubre la flaqueza acontecida,
Cuenta a Vulcano de su esposa seducida
Y de éste lágrimas anegan el boscaje.
Y aún cuando Vulcano permanece flébil
Las redes tiende sobre hechos consumados:
Tálamo nupcial y honor mancillados
Son el resultado de una esposa débil.
Precioso. He disfrutado leyéndolo.
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